Resumen:
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México ha sufrido, en los últimos años, un clima de violencia provocado, sobre todo, por los grupos criminales que se dedican al tráfico ilegal de mercancías, el secuestro y la extorsión, y el enfrentamiento con las fuerzas del Estado. En medio de este conflicto, población y municipios enteros han sufrido los estragos de esta guerra, lo que ha provocado el desplazamiento, la descomposición social, la ruptura de valores, la pérdida de memoria histórica y tradiciones que en el pasado mantenían la cohesión, la armonía y el sentido de comunidad. Para contrarrestar estos efectos, diversos gobiernos, en sus tres órdenes, y organismos de la sociedad civil han implementado programas culturales, bajo la idea de la prevención social de la violencia, con el objetivo de frenar y prevenir los embates de las balas y “la ley del más fuerte”. Durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), estas políticas culturales de paz se echaron a andar a lo largo y ancho del país, pero ¿cómo lo hicieron y cuales han sido los resultados?. Esta tesis intenta desentrañar por qué los gobiernos y organismos ciudadanos apuestan en proyectos culturales en los momentos en que las sociedades viven los golpes más duros del terror. Durante la investigación se analiza el inicio de los programas de cultura de paz, se observa su diseño, implementación y evaluación, se conoce a los actores que intervienen en cada proceso, y se establecen así las diferencias entre los diversos modelos de paz, tomando en cuenta su objetivo: frenar los embates de las violencias. Esta tesis establece, también, aciertos y errores en sus planteamientos, según la teoría de las Políticas Públicas, y aporta conceptualmente una tipificación con base en cuatro formas de construir programas públicos de cultura de paz. |