Flujos de capital, tipos de cambio fijos y supervivencia política: México y Argentina, 1994-1995

Abstract

El alza de las tasas de interés internacionales y la disminución de la confianza de los inversionistas en México y Argentina amenazó la supervivencia de los regímenes de tipo de cambio fijo en estos países durante 1994 y 1995. Sometidos a presiones comunes, México fue incapaz de proteger su régimen de cambio fijo, mientras Argentina logró mantener la paridad de su moneda. ¿Que explica estas diferencias? Este artículo argumenta que las explicaciones basadas en los ciclos electorales, la oportunidad de los ajustes y los fundamentos económicos son ilustrativos pero insuficientes para dar cuenta de las distintas capacidades de los gobiernos mexicano y argentino de preservar sus tipos de cambio fijo. Una explicación más completa puede encontrarse en las diferencias estructurales de las coaliciones electorales que respaldaron a cada gobierno y en el distinto ambiente electoral en el que cada una operó. Este hallazgo implica que las tasas de interés fijas serán sostenibles políticamente, en particular dentro del marco de la democracia o de la democratización, sólo en circunstancias muy particulares.

Rising world interest rates and declining investor confidence in both Mexico and Argentina threatened the survival of fixed exchange rates in each of these countries during 1994 and 1995. Facing these common pressures, Mexico was unable to protect its fixed-rule exchange rate regime, yet Argentina successfully preserved its fixed rate of exchange. Why this difference? This paper argues that explanations based on electoral cycles, timing, and economic fundamentals are illuminating but insufficient to explain the differing capacity of the Mexican and Argentine governments to preserve their fixed exchange rates. A more complete explanation is instead found in the divergent structures of the electoral coalitions backing each government and the electoral environment within which each operated. This finding implies that fixed rates of exchange will be sustainable politically, particularly in democratic or democratizing settings, only under very particular circumstances.