Reforma al sistema de pensiones: el caso mexicano

Abstract

Este trabajo analiza la reforma al sistema de pensiones mexicano de diciembre de 1995. En esencia, la reforma sustituyó un sistema de reparto de beneficios definidos con un sistema de capitalización con aportaciones definidas basado en cuentas individuales con una garantía de pensión mínima proporcionada por el gobierno. La aportación total a las cuentas será de 13.5% del salario promedio del trabajador más un 2.5% en caso de invalidez y un seguro de vida que continuará siendo administrado por el Instituto de Seguridad Social del gobierno (IMSS). El nuevo sistema comparte muchos elementos con otras experiencias de América latina. Sin embargo, tiene algunas ventajas y desventajas en comparación con éstas. Respecto a las ventajas, el nuevo sistema sustituye por completo al sistema antiguo; los costos administrativos se reducen a limitar el número de transferencias entre administradoras de fondos para el retiro a una vez por año; las administradoras de pensiones pueden manejar varios fondos; la ley no establece una tasa de rendimiento garantizada para los fondos para el retiro; y hay una agencia centralizada de recaudación de las aportaciones. Las desventajas incluyen que los fondos tienen prohibido invertir en valores extranjeros; el IMSS es el único proveedor de seguros de invalidez y vida; el IMSS podrá manejar una administradora de fondos para el retiro; la subcuenta de vivienda ofrece bajos rendimientos; hay límites a la participación en el mercado; y el nuevo sistema aún enfrenta algunos problemas de portabilidad. Por último, encontramos que el costo fiscal de la transición al nuevo sistema es relativamente bajo en comparación con reformas parecidas en otros países Latinoamericanos.