Sobre el nivel académico óptimo en instalaciones de excelencia: un modelo de optimización dinámica

Abstract

¿Cuál debe ser el nivel académico con que se imparta la enseñanza en una institución que intenta formar egresados de excelencia? Esta pregunta demanda una respuesta práctica en las decisiones que deben tomar profesores y directivos de dichos planteles, y sin embargo, las opiniones de los mismos tienden a remitirse a sus propias experiencias educativas (y emotivas) más que a criterios objetivos que optimicen el desempeño de sus instituciones. El rendimiento académico que pueda lograr un grupo de estudiantes depende en mucho del potencial académico con que cuente al ingresar a la institución. A su vez, el potencial que pueda atraer una institución depende de la reputación que ésta tenga, tanto para darse a conocer como para poder captar a los mejores estudiantes. Nuestra pregunta tiene este contexto como referencia. Aún cuando los profesores tienden a diferir respecto de filosofías y técnicas de enseñanza y del rigor con que debe de evaluarse y juzgarse el desempeño estudiantil, respecto de una cuestión generalmente hay acuerdo. La formación de egresados de buen nivel académico es un objetivo que, en términos generales, concuerda con el objetivo de incrementar la reputación de la institución. Es decir, el conflicto que pudiera existir entre estos objetivos diferentes es mínimo. Sin embargo podría generarse un conflicto debido a diferencias de intereses entre estudiantes y profesores, dado que la imposición de un alto nivel académico suele implicar costos a los primeros. Estos pueden fracasar en el programa de estudios, y dichas dificultades pueden incidir sobre la atractividad de la institución, o dicho de otra forma, sobre su reputación ante posibles postulantes futuros.